Va de cuentos (1)

Mucho se ha hablado sobre los cuentos infantiles y su fondo terrorífico, solo tenemos que leer o ver las películas con la debida atención.

A nadie se le escapa la cantidad de asesinos, léase psicópatas en potencia, que campan a sus anchas ni la presencia de una crueldad macabra en todos ellos; Pero la realidad es mucho peor, pocos conocéis “el cuento” en su versión original así que voy a ilustraros un poco.

Hans Christian Andersen publicó en 1837 “La muchacha del mar” (La llamaremos Ariel para entendernos, pero en la novela no se dignó Hans en ponerle ningún nombre) Ursula ni era tan mala ni condenó a Ariel a quedarse solo sin su hermosa voz en el relato original sino que le advirtió de varios puntos:

 1-     Cada paso que diera seria como un clavo bajo sus pies con el consiguiente dolor.

2-      Si no conseguía el amor del príncipe moriría convirtiéndose en espuma pues las sirenas no tienen un alma eterna como los humanos.

3-     Jamás volvería a ser sirena.

 Ariel desoyendo el consejo de la bruja del mar y deseando también un alma inmortal quiso tomar la poción pero no consiguió el amor del príncipe y esperó en la orilla a que llegara su muerte tras el día de la boda de este con otra princesa.

Sus hermanas desesperadas vendieron su pelo a Ursula a cambio de un cuchillo para asesinar al joven y regar con su sangre los dañados pies, de esta forma podría volver al mar, pero el amor que ella sentía se lo impidió.

Al día siguiente de la boda de su amado Ariel se suicido con el corazón roto, se convirtio en espuma si, pero continuo existiendo en forma de espíritu, transformándose en una hija del aire… Las demás hijas le contaron que debía buscar buenas almas durante 300 años, por cada niño bueno se descontaría un año de su “condena” y cada niño malo la haría llorar, por cada lágrima se añadiría un mes. Tal vez un día ella lograría un alma para vivir en el cielo.

 

¿Niños buenos y niños malos? Anda que no le quedan años a la pobre…

Un ser lleno de sensibilidad el tal Andersen.

Próximamente mas.