El viaje

Miro la vía como hipnotizada, el aire resulta demasiado cálido, me ahogo… Más cerca del borde (justo a la salida del túnel) parece que el aire es más fresco. Mientras espero la llegada del tren mi mente vaga, aun duele su abandono, sus palabras de amante cobarde se repiten y se clavan “Lo siento, amo a otra” y  yo solo quiero llegar a casa.

Por fin es la hora, entro en el vagón atestado y consigo un asiento en la esquina más alejada. Resulta extraño que con tanta gente parezca que están en mi clavadas todas las miradas.

Los minutos pasan y se suceden las paradas, personas de mirada vacía bajan y nadie habla… Parece que todo el mundo está más triste hoy. Ni siquiera veo a los chillones y molestos gamberros de cada día… No veo ninguna de las conocidas caras, estoy tan afectada que debo haberme equivocado de entrada…

Ya todo el mundo está en casa y creo que nunca llega mi parada, no recuerdo que el trayecto durara tanto, y sola en este tren me regodeo en mi dolor.

Por fin el viaje acaba y en el andén se aglomera la gente mirando el bulto rojo que el túnel empapa, curiosa mi cara se asoma pero la turba me arrastra de nuevo al interior del vagón, claro! Esta no es mi estación…

Sentada en la esquina más alejada, continúa el trayecto mi tren sin parada, caras opacas se bajan…